Valiente Enrique
Ya están cerca de Lima, no dejaba
de repetir, ¿los escuchas?, le dije a un jovencito de cara conocida. Puedo oír
los cascos de sus poderosos buques rompiendo las olas, ¿puedes oler su
artillería?, ¡nos aplastarán! Sabe Dios qué pase cuando estén aquí.
El presidente Nicolás de Piérola ha concluido que Chile
vendrá por Ancón y hasta ha mandado a construir poderosas baterías en el cerro
San Cristóbal ¿tú qué crees? tal vez si nos rendimos... ¡No seas tonto!, me
interrumpió el muchacho y levantándose de la incómoda piedra en la cual se
había sentado exclamó: ¡Lima resistirá! La sangre de los defensores de
Tarapacá, Tacna y Arica están en ti.
Aquellas palabras se anclaron en mi mente y me llenaron de fe,
supe en ese momento que todo el peso de esta guerra caía en los limeños y que
no podíamos defraudar, el Perú nunca antes me había necesitado como ahora y
debía resistir a cualquier costo.
¿Quién eres muchacho?, le pregunté con curiosidad. Soy
capitán de artillería, tengo veintiún años y te prometo que no permitiré que se
repita lo ocurrido en Tacna y Arica. Yo te lo prometo, no lo permitiré, me
respondió mientras apretaba el puño.
Estuviste en una de esas batallas, ¿no es así? Estuve en
Tacna y mi padre en Arica, me explicó. Aún puedo oír el impacto de balas explotando
el los cuerpos de mis compañeros y los gritos desgarradores de peruanos, chilenos y bolivianos, continuó con voz entrecortada.
¿Quién era tu padre? y antes que pudiera responderme otro
muchacho incluso más jovencito que este valiente capitán se nos acerca
diciendo: Nuevos cañones han llegado hermano Enrique, necesitan que los revises.
Y antes de que me pudiera despedir los dos muchachos casi niños parten
raudamente, no sin antes interrumpir su marcha gritándole, con que te llamas
Enrique. Afirmación que fue contestada desde la lejanía con voz firme, Enrique
Bolognesi Medrano al servicio del Perú…
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