viernes, 28 de octubre de 2016

Un sable que vino del mar para ser llamado Bolognesi 

Pertenecía al primer buque del siglo XX que el Perú adquirió para repotenciar su armada, fui forjado en acero y llevaba el orgullo de tener el nombre de un héroe que participó en “la Guerra del Guano y del Salitre”. No tenía mucho tiempo aquí en este buque y ya podía respirar el placer de ser llamado como él. 

Me trajeron en un poderoso crucero en 1907 y fui recibido con honores, nadie se perdió mi llegada, la algarabía y bullicio se escuchaban fuertemente pese a que aún estábamos lejos. Veníamos desde Inglaterra junto con nuestro buque gemelo, el Almirante Grau. Un imponente y majestuoso escudo peruano en la popa del crucero señala que esta muralla flotante pertenece a un país cuyas heridas de la guerra comienzan a sanar lentamente.

Al llegar al puerto del Callao el 10 de agosto de 1907, una multitud nos esperaba. El Almirante Grau fue el primero en botar sus enormes anclas y fue recibido con calurosos aplausos, una bienvenida reconfortante hacía presagiar lo que me esperaba dentro del crucero en el que me encontraba.

¡El Coronel Bolognesi hace su ingreso!, se escucha decir a lo lejos. Un marino me sostiene y me lleva a la cubierta del buque. Ver la cantidad de personas de todas las edades recibiéndonos con música, gritos y aplausos fue indescriptible. ¡Viva el Perú!, grita el marino y me eleva al cielo, sosteniéndome fuertemente como señal de orgullo.
Sable de abordaje perteneciente al Crucero Bolognesi.
(Parte de la colección del INEHPA)

Coronel Bolognesi me llamaba y cuando pensé que nada sería más fuerte que mi acero, observé a cada una de las personas que se encontraban en el Callao. En sus miradas podía ver más que una cálida bienvenida, podía ver temple y coraje. Era un simple sable de abordaje pero eso no me impidió conocer a los mártires de la guerra. Uno a uno iba escuchando sus nombres entre las conversaciones de los marinos. 

De todos se contaban grandes hazañas, pero sin duda la del viejo señor cuyo nombre está marcado en mi acero me impresionó más. Pudo rendirse y no lo hizo, la decisión no fue solo suya, sino de todos los defensores del morro de Arica. ¡Qué honor llevar este nombre!

El Crucero Bolognesi pone el ancla y se prepara para desembarcar a sus tripulantes. Uno a uno fueron recibidos y uno de ellos me llevaba orgullosamente, dando vivas al Perú. Luego de ese gran recibimiento, el crucero partió a diversas misiones, una de ellas fue a Chile. Es curioso, el Coronel Bolognesi y el Almirante Grau visitaron el país sureño convertidos en grandes buques de guerra.

Esa fue la única misión a la que asistí. Lamentablemente, fui alejado del Crucero Bolognesi poco tiempo después, para ser exhibido en otro lugar y me dejaron sin comprender que ese crucero y yo éramos uno solo. Entre las diversas charlas que se daban a mi alrededor, me enteré que el Coronel Bolognesi recibiría su bautizo de fuego en el conflicto contra Colombia en 1932.

No podía expresar mi enojo, el crucero había partido sin mí y yo solamente podía escuchar las noticias que se contaban a mi alrededor. Como sable de abordaje mi misión era servir al crucero Bolognesi y no ser depositado en una vitrina como adorno.

Por si fuera poco, el crucero participa también en la guerra contra Ecuador en 1941, sin duda alguna el Coronel Bolognesi hizo gala de su nombre y participó cuando siempre se le necesitó. Vino desde Inglaterra pero respiró peruanidad a cada instante y fue testigo de que un apellido así como Bolognesi, no se lo dan a cualquiera. Fui su sable de abordaje pero nunca tuve tanto reconocimiento como ese majestuoso crucero.

Puedo dar fe que este imponente buque sirvió al Perú poco más de cincuenta años y siempre estuvo preparado para cualquier encomienda. Se le modernizó en una oportunidad pero jamás perdió su esencia de servir al Perú, pues Bolognesi se llamaba y nunca tuvo excusa o demora en poner su escudo al viento y surcar los mares.

Así como el Crucero Almirante Grau, este buque tenía la noble misión de cuidar al Perú tal vez no eternamente pero siempre cuando se le necesitó…


Colaboración: Instituto de Estudios Históricos del Pacífico

Bibliografía: "Cruceros, buques de la marina de Guerra del Perú desde 1884", Capitán de Corbeta Jhon Rodríguez Asti

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