viernes, 11 de noviembre de 2016

El pañuelo de Lucila y el último viaje del Coronel Alfonso Ugarte


Era 1890 y el presidente Andrés Avelino Cáceres despachó un decreto supremo en el que ordena traer los restos de los que sucumbieron en Angamos, Tarapacá, Tacna, Arica y Huamachuco para ser depositados en un mausoleo erigido a nombre de la Nación. El mismo decreto dispone que zarpen al sur, el crucero “Lima” y al norte el transporte “Santa Rosa”.

Había escapado junto con mi esposa e hijo lejos de Arica, con el fin de evitar aquella sangrienta guerra que le costó la vida a miles de peruanos. Tuve la suerte de sobrevivir a la masacre ocurrida en el morro de Arica y logré huir de la mano de mi familia, lejos a donde nadie podía encontrarnos.

Nos mantuvimos ocultos hasta que supimos que el enemigo se había retirado a su tierra con un resultado terrible para el Perú. Cuando Cáceres asumió el poder sabíamos que una nueva patria podía nacer, pero primero debíamos traer a los héroes que se habían inmolado por nosotros.

Mi esposa y yo fuimos al Callao a recibir al crucero “Lima”, todos los vecinos de la capital miraban al horizonte pero nadie podía verlo, salvo un joven que sacó unos binoculares y avistó al buque a lo lejos. Aquel muchacho estaba tan feliz de ser el primero que hasta algunas lágrimas de emoción derramó.

La cantidad de personas que había en el puerto no permitieron que mi esposa y yo pudiésemos ver el féretro de Ugarte, así que nos fuimos tristes deseándolo rendirle un homenaje en algún momento. Entre la gran multitud nos cruzamos con la madre del héroe, Rosa Vernal, quien me reconoció por haber participado en la batalla de Arica. El gesto que tuvo conmigo no lo olvidaré jamás: besa mis manos y baña mi piel con sus lágrimas.

Pañuelo encontrado al sur del Perú.
(Parte de la colección INEHPA)
Luego del cálido recibimiento del Perú hacía el gran Ugarte, sus restos fueron colocados en el mausoleo del Mariscal Castilla. Poco tiempo después nos enteramos que la madre del héroe mandó a construir un monumento, en donde depositaría sus en el cementerio general de Lima.

Cuando el Mausoleo estuvo terminado los retos de Ugarte fueron depositados. Una estatua de una madre doliente se impone tristemente reflejando la terrible angustia de doña Rosa, su inmenso dolor se nota en cada rincón del monumento.

Un domingo mi esposa, mi hijo y yo decidimos llevarle flores a la tumba de Ugarte, una triste lápida marca el lugar donde yace un héroe que curiosamente también fue mi alcalde en Iquique. “Restos de Alfonso Ugarte muerto heroicamente en el morro de Arica el 7 de junio de 1880. Su inconsolable madre le dedica este monumento”.

¡Un sobreviviente de Arica le saluda, señor alcalde!, y volviendo a recordar aquellas épocas donde le robaba flores de su jardín comienzo a llorar profundamente. Mi esposa y mi hijo me abrazan y buscan consolarme. ¡Fue un joven ejemplar!, dice mi esposa y dejándole las flores que le trajimos le dedicó una oración.

Antes de irnos le pido a mi esposa que se adelante, que la alcanzaría en un momento. Fue entonces que del bolsillo saco el pañuelo que tanta vida me había traído, era el pañuelo de Lucila con un último mensaje por contar, un mensaje de amor que muchos peruanos ahora viven y recuerdan con pasión. No podía irme sin contarle a Ugarte un lindo secreto, Lucila, la valiente esposa que arengó mi lucha por la patria estaba embarazada. El doctor me había dicho que ella era estéril, sin embargo después de la guerra un milagro ocurrió y es que entre tanta desgracia y a pesar de todo entendí que la vida se abre paso, sin importar nada.

Con una sonrisa y un saludo marcial dejo el mausoleo de Ugarte para volver cada domingo y dejarle flores, en símbolo de agradecimiento por haberme salvado la vida. Algunos años más tarde una nueva inquilina del triste mausoleo hace su ingreso, era doña Rosa Vernal que había fallecido un treinta de agosto de 1903.        



Colaboración: Instituto de Estudios Históricos del Pacífico

Bibliografía: "El Coronel Alfonso Ugarte", Geraldo ArosemEna Garland. (Colección bibliográfica del INEHPA)



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