viernes, 8 de enero de 2016

Rinconada: Un combate hecho para toros

¡Estamos solos!, fue la respuesta de un poblador de la Rinconada. La llegada del enemigo es inminente y nuestro poco más de trescientos soldados que son solamente hacendados y vecinos de la zona armados con fusiles Minié y algunos cañones, llevarán el peso de enfrentar a los chilenos por primera vez en suelo limeño.

Mi entrenamiento con este rifle de origen francés fue rápido, a duras penas y entendía como oprimir el gatillo, nunca antes había disparado un arma, ni mucho menos asesinado a un ser humano. ¡No tienes otra opción!, me dijo el coronel a cargo Mariano Vargas, ¡Son ellos o nosotros!, sentenció.

La madrugada del 9 de enero de 1881 se me hizo la más larga de todas, no podía dormir y no dejaba de mirar mi fusil como tratando de asimilar la idea de tener que matar para sobrevivir. Las huestes chilenas están en Lima y desatarán el infierno en cualquier momento, cada bocanada de aire que llega a mis pulmones tiene más valor, jamás había apreciado tanto las cosas simples.

Había escuchado decir entre los oficiales a cargo que el arma francesa que portamos es obsoleta, y que se le había dado de baja en ese país. En 1866 este fusil dejó de ser efectivo y hoy es nuestra defensa principal, me guste o no deberé confiarle mi vida.

Fusil Minié, desarrollado en 1849 en Francia y utilizado en la Rinconada
Los chilenos comenzarán a explorar los accesos y alrededores de Lima y se aventuran cada vez a llegar más lejos. Mi coronel Vargas dispuso defender el cerro Vásquez colocando nuestra artillería, mientras que el comandante de la división chilena Orozimbo Barbosa dispuso mil doscientos soldados en Pampa Grande (actualmente la Planicie).

La historia cuando es olvidada suele repetirse y esta regla hoy no fue la excepción. Al igual que Bolognesi previo a la batalla de Arica, mi comandante Vargas una semana antes enviaba varios comunicados pidiendo armamento y personal que ayude con los preparativos para una probable resistencia. Lamentablemente todas estas solicitudes nunca fueron atendidas.

El día comienza a mostrar sus primeros brillos y una compañía chilena abre fuego sobre nosotros, solamente pudimos resistir dos horas antes que nos flanquearan, No teníamos otra alternativa, teníamos que retirarnos. El comandante Barboza hace avanzar a su reserva con el fin de evitar que nos reagrupemos para buscar una contraofensiva, sin embargo, nuestros refuerzos de caballería comandados por Millán Murga ya están llegando y defenderán nuestro repliegue. 

300 toros de lidia fueron liberados por el coronel Miranda, provocando
         una estampida que originó la retirada del ejército chileno.
Cuenta la tradición, que hasta toros de lidia pelearon por nosotros, un batallón taurino se hizo presente y a manera de estampida provocaron también la retirada chilena.

Terminado el combate yo quedé en silencio, no puedo negar que la idea de resistir y defender Lima no es tan descabellada, pero este primer ataque fue para probar nuestras fortalezas, el segundo ataque probará nuestras debilidades. Espero que San Juan, Chorrillos, Barranco y Miraflores estén listos.


Hoy es 9 de enero y el combate de la Rinconada fue el inicio del fin. Solamente nos queda rezar y estar al altura del combate, pues a pesar de tener tantas dificultades algo me susurra en el oído y me dice fervientemente que esta guerra aún la podemos ganar...    

No hay comentarios:

Publicar un comentario